La historia del rescate no comienza con la Operación Jaque en sí, sino desde que el ejército colombiano inicia con la tarea de descifrar los códigos y mensajes de la guerrilla, de gran dificultad al utilizar álgebra y uso de secuencias para los mismos. Sin embargo, según expertos, esta tarea fue clave para lograr lo que se quería: la liberación de políticos, estadounidenses y miembros del ejército y policía colombiana secuestrados por más de cinco años.
El escenario previo a la misión no era el más seguro tanto en estrategia como en historial. Luego de combates fallidos con las guerrillas en donde los secuestrados terminaban asesinados vilmente, muchas personas se oponían a nuevos rescates sin una negociación entre ambas partes. El ejército colombiano estaba entre la espada y la pared porque su misión de rescate siempre está entre sus ideales, pero sin utilizar las armas realmente era algo radical. Así que decidieron utilizar el ruido en el proceso de comunicación de las FARC.
Desde infiltrados en las zonas guerrilleras, el estudio de los detalles más pequeños en rescates previos y en negociaciones de la guerrilla con terceros, pasando por su arma maestra: haber descifrado el código guerrillero y dar las órdenes de agrupar y trasladar a los 15 secuestrados más importantes de las FARC sin que pudieran sospechar de que era una trampa, una perfecta estrategia militar.
Considero que esta operación nos da una valiosa lección a todos (puesto que de alguna manera estamos involucrados siempre en un proceso de comunicación) y es el hecho de que debemos prestar atención al ruido que generalmente aparece en el proceso, esas pequeñas interferencias o lenguaje que obviamos por parecer innecesario pero que de alguna manera nos presta grandiosas ventajas para tomar lugar en donde nos estemos desenvolviendo.
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